viernes, 18 de octubre de 2013

Elecciones generales y municipales de 1979: el Gobierno de UCD

La UCD volvió a conseguir la victoria en las elecciones generales, alcanzando más de 6 millones de votos y 168 diputados en el Congreso, seguida del PSOE, que sobrepasando los 5 millones de electores subía hasta los 121 diputados. El PCE casi llegaba a los 2 millones de votos y conseguía 23 diputados y otras fuerzas políticas de menor peso en el ámbito nacional, cubrían el resto de escaños formando pequeños grupos de 9 diputados o menos.

Adolfo Suarez

Las elecciones del 1 de marzo del 79 habían confirmado la mayoría del partido de Adolfo Suárez en el Congreso pero, al ser 350 el número total de diputados, la UCD no tenía mayoría absoluta y se iba a encontrar con ciertas dificultades para controlar la Cámara.

El resultado de las elecciones municipales del 1 de abril del 79 permitieron al PSOE y al PCE aliarse para desplazar de las alcaldías de las principales ciudades y de muchos pueblos a los candidatos del Partido al Gobierno. Los nacionalistas también habían salido favorecidos en algunas comunidades autónomas, alcanzando a veces el poder municipal en coalición con otras fuerzas.

- El Gobierno de UCD


La posibilidad de Suárez de proseguir sin sobresaltos en la acción del Gobierno se iba a ver comprometida por la situación en los municipios, donde se habían formado gobiernos de izquierdas y por disensiones internas en su propio partido. La UCD era una asociación de familias políticas que trataban de buscar un equilibrio entre izquierdas y derechas. Ésta fue, al menos, la prioridad de Adolfo Suárez. El Presidente del Gobierno aguantó todavía un tiempo la descomposición interna de su Partido, pero finalmente, el 29 de enero de 1981, presentaba su dimisión.



+ El intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981


Golpe Estado 23 Febrero

Sin que todavía se hubiese formado un nuevo Gobierno, se produjo un hecho que pudo destruir la buena labor realizada durante el período de la transición política, haciéndonos perder el prestigio político adquirido frente al resto de países democráticos. Nos referimos al intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Ese día, durante la investidura del nuevo presidente, Leopoldo Calvo Sotelo, el teniente coronel de la Guardia Civil, Tejero, encabezó el asalto al Congreso de los Diputados realizado por un grupo de guardias civiles y algunos militares.

En el episodio del 23 F, como ha sido popularmente conocido, estuvieron involucrados algunos generales de prestigio como Milans del Bosch y Armada. Todos fueron posteriormente juzgados y condenados por su actuación. La intervención del rey Juan Carlos I fue decisiva a la hora de controlar el levantamiento militar. El Monarca dejó claro en una intervención televisada cuál era su postura: firmeza y lealtad a la Constitución de 1978. De este modo disuadía públicamente a los militares que pudieran tener dudas sobre su postura como Jefe del Estado español.



Calvo Sotelo accedió a la jefatura del Gobierno en un momento delicado, pero fue capaz de mantener la línea de concertación con los sindicatos y la patronal que su antecesor había llevado, firmando un Acuerdo Nacional de Empleo. También logró que se aprobaran los Estatutos de Autonomía de distintas regiones de España.

La comunidad internacional reconocía los esfuerzos hechos por el país en el ámbito político y social. España, aceptada como una democracia más por los países occidentales, ingresaba en la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), una importante organización militar para garantizar la seguridad de los países occidentales. No obstante, los partidos de izquierdas no veían este ingreso con buenos ojos: incluso el PSOE difundía entre sus bases la idea de abandonar la organización e incluso cerrar las bases norteamericanas en territorio nacional (recordemos el conocido eslogan "OTAN no, bases fuera").

El alejamiento de Suárez de la Presidencia del Gobierno no había resuelto en absoluto los problemas internos de la UCD y Calvo Sotelo sufrió, como su antecesor, el acoso tanto de sus compañeros de Partido como de la oposición, cada vez más poderosa.

Imágenes: Xavier Casals | ICE